Publicado el: Dom, 5 Nov, 2017
Opinión

Por una buena educación alimentaria

Fuente: Restauracioncolectiva.com

Todos los especialistas en alimentación y nutrición, pediatras y profesionales de la medicina en general, promulgan hasta la saciedad y sostienen, con buen criterio, que muchas enfermedades detectadas en los niños y niñas son causadas por la carencia continuada en sus comidas de diferentes sustancias químicas que proporcionan determinados alimentos o/y una desequilibrada o desproporcionada  ingesta de éstos. Por eso es extremadamente importante una alimentación equilibrada consumiendo  todos y cada uno de los productos indicados en la rueda de los alimentos, aplicándoseles según la pirámide alimentaría, que aconseja el Instituto Europeo de la Alimentación Mediterránea.

En los comedores escolares, aunque lamentablemente no todos,  se  procura –o al menos deberían de preocuparse– que este sitio no sea únicamente un lugar donde se sacie el apetito de los niños, sino que se trabaje porque los alimentos que se ofrecen sea asumido como un bagaje de aptitudes, sentimientos y simbolismos socioculturales que giran alrededor del acto alimentario, aparte de procurar  inculcárseles una adecuada educación culinaria para que en un futuro, una vez adultos, sepan valorar en su justa medida el valor de la cultura gastronómica.  Por lo que la hora de la comida en estos comedores,  constituya  una actividad docente más, de las muchas que se desarrollen a lo largo de la jornada en ese determinado centro educativo.

Es fundamental mantener una actitud positiva por parte de las familias ante el hecho de la comida para evitar actitudes de rechazo, tanto en el propio centro como en los respectivos domicilios de los pequeños/as, y favorecer buenos hábitos. En casa, al igual que en el comedor del colegio el horario debe ser regular y organizado aunque no flexible y hay que ser tolerante ante el hecho de que los niños y niñas no siempre va tener el mismo apetito y por tanto no siempre va a comer la misma cantidad.

En sus respectivos domicilios, lo ideal es que las niñas y niños coman acompañados de la familia o, a ser posible de otros niños y niñas, de manera que la comida sea un momento agradable y, por qué no, divertido. Los pequeños/as imitarán los hábitos alimenticios de la familia y progresivamente irán desarrollando sus preferencias en función del gusto y aspecto del alimento.

Sobre el autor

- Comunicador Gastronómico. Cerca de cincuenta años de carrera profesional, defensor a ultranza del aceite de oliva virgen extra, de la alimentación mediterránea e investigador nato de la cocina antigua.

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