Garceta Común, al fondo un grupo de espátulas.

Hace unos días, en los noticiarios locales y nacionales se destacaba como la alcaldesa Patricia Cavada decidía apostar por la industria tecnológica e informática para darle uso al abandonado edificio de lo que iba a ser el Parque de la Historia y el Mar. Cerca del mismo, en uno de los caños que bordean a la misma construcción, una garceta común se entretiene en su quehacer diario, ajena a las fotos, actos y estrés diario de la ciudad y sus cuarteles cercanos. Aunque sólo hay unos metros de distancia, es ya, otro mundo, mucho más silencioso, donde el ruido existente es el del canto de la cigüeñuela o el de la avoceta, entre otras aves. Desde el mismo edificio mencionado, o desde una de las avenidas que circunvalan la localidad, es muy fácil la observación ornitológica. Incluso dentro mismo de la urbe, paseando entre sus calles, si uno levanta la cabeza, es posible ver como flamencos o cormoranes, cruzan por encima de nuestras casas, para cambiar de unas marismas a otras. Eso por no hablar de las que, como la lechuza o el cernícalo, viven entre nuestros muros.

Es nuestro particular oro con plumas. San Fernando, y las poblaciones que bordean al parque natural de la Bahía de Cádiz, gozan de un privilegio poco valorado entre los buscadores de negocios, y sí cada vez más, entre la población local. Aunque ya en la provincia existen empresas dedicadas al turismo ornitológico, La Isla, una vez más, como en otras muchas oportunidades económicas aprovechables (como el cante flamenco), puede dejar escapar un filón que puede ayudar a evitar la excesiva estacionalización de los turistas que visitan nuestra provincia, y de la cual sólo conocen el carnaval, las playas y las motos. Costa Rica es un ejemplo claro de cómo se puede apostar y vivir de los espacios naturales.

Grupo de correlimos.

El 12 y el 13 de marzo se presentó la oportunidad de promocionar nuestra localidad en la Feria Internacional de Turismo Ornitológico (FIO) celebrada en el parque nacional de Monfragüe (Cáceres) y en el que ha participado el Patronato Provincial de Turismo de la Diputación, que acudió acompañada de las siguientes empresas de nuestra tierra: ANBI , Salarte  y Birding Tarifa, asimismo varias oficinas de turismo han repartido folletos con la intención de dar a conocer las bondades de nuestra provincia en este sentido, y entre las que nuestra ciudad debe encontrarse. La situación privilegiada de Cádiz, en el extremo sur de Europa, entre el Atlántico y el Mediterráneo, en un Estrecho como el de Gibraltar, que hace de efecto embudo en los movimientos migratorios de las aves, que se ven obligadas a pasar por aquí, y  a apenas unos kilómetros de África, que implica la posibilidad de ver otras especies africanas, que no se ven en otros lugares de Europa, como el Halcón Borní, o el Vencejo Cafre; hacen que nos encontremos en un lugar único y privilegiado en Europa, como ya describieran, hace siglo y medio, los británicos Chapman y Buck. Es por eso que Cádiz es la provincia andaluza con mayor número de parques naturales, y de espacios protegidos (con otras figuras de protección), y la mayor variedad de hábitats y ecosistemas de Europa, la mayoría declarado como ZEPAS (Zonas de Especial Protección para las Aves). Y me atrevería a decir que se antoja escaso, pues hay aún lugares como la sierra de Líjar o la laguna de la Janda, que son joyas que no tienen figura alguna de protección, en el caso de la última, o de exclusivamente de LIC en la primera.

Senderistas observan a un grupo de flamenco.

Dentro de nuestra área, tras ya más de veinticinco años de parque natural, la salud medioambiental de nuestro entorno, aun siendo mejorable (pero eso también es una labor de todos), se encuentra en un estado cada vez más óptimo. Sin embargo, a diferencia del resto de la provincia, que goza de gran importancia en los periodos de paso migratorios, San Fernando encuentra su etapa dorada en las especies invernantes, con gran variedad de ardeidas, ánades y limícolas. De hecho, en este periódico, ya se dio la noticia hace unos días de que se había registrado el mayor número de aves que pasan en los meses fríos por nuestras marismas en mucho tiempo; lo cual de cara al turismo de temporada baja es digno de ser remarcado, pues la tendencia de las poblaciones de aves invernantes en los últimos años tiende a crecer, algunas de ellas joyas como la cigüeña negra, la garza real o distintos tipos de ánades, y algunas exóticas, ausentes de muchos lugares de España, como la garceta grande. También las especies estivales adquieren relevancia, pues pasan aquí, (y muchas crían) el periodo veraniego, como es el caso de la espátula, sólo presente como nidificante en unas pocas zonas marismeñas, como Doñana, el Odiel, la Camarga francesa o en las de Holanda. Otras joyas como el charrancito, el archibebe, las agujas o las avocetas,  registran aquí su mayor zona de cría mundial.

Es por ello, y otros muchos factores, por lo que nuestro parque natural está considerado como el segundo humedal en importancia de España, tras el mencionado parque nacional de Doñana y su entorno. Sólo le falta publicidad y buen hacer, y destacarlo como un símbolo más de nuestra ciudad. Quién sabe si, más pronto que tarde, nuestra ciudad se convierte en un referente tecnológico y ornitológico, dos formas económicas de futuro y de bajo impacto visual y medioambiental. Y que deja atrás periodos nefastos de economía de ladrillo y corrupción, pues de esos polvos, estos lodos en los que aún estamos enfangados. Tenemos buena materia prima para evitar que nuestra ciudad siempre figure entre la lista negra de las poblaciones con más paro de España. Ya es hora de revertir esa situación, y aprovechando todos los medios a nuestro alcance, podremos lograr situar a nuestro mapa dentro de las poblaciones de un turismo y una economía ejemplar e inteligente. Y que de este modo, tanto los emprendedores como esa garceta de los que hablaba en el primer párrafo tengan un futuro prometedor.