Una estampa ancestral
Los abuelos de la zona siempre han relatado a sus nietos cómo disfrutaban recorriendo las verdes huertas isleñas hoy transformadas en urbanizaciones, o sus aventuras a través de la ceterilla para cruzar el Zaporito, pero sin duda, una de sus peripecias favoritas, era lanzarse al caño desde el Puente Zuazo, algo ya no tan común debido a los desperdicios acumulados en este canal y, especialmente, a la potenciación de las playas y baños en mar abierto desde mediados del siglo XX.
Hoy, en cambio, han podido apreciarse a estos bañistas lanzándose desde puente que un día fue 'límite de la España libre' para disfrutar de unas horas de agua entre las marismas, tan rica en yodo, com0 seguramente solían hacer sus antepasados años atrás. Un canto a la naturaleza desde el mismo balcón que permite apreciar el desmonte de las atracciones que durante los últimos días han amenizado las fiestas del Carmen y de la Sal hasta su ocaso este fin de semana.
Creo han habido muertos por estos actos en dicho puente.