Publicado el: Jue, 2 Jul, 2015
Nuestro Patrimonio

La importante labor de rescate patrimonial llevada a cabo por la Hermandad de los Desamparados

Vista general de la capilla.

Vista general de la capilla.

La Virgen de las Mercedes, del siglo XVIII, y un San José de la misma centuria, son algunos de los tesoros que custodia la capilla del primitivo hospital.

Sea uno ateo, agnóstico, católico u ortodoxo, es innegable la importancia del patrimonio artístico e histórico que han contribuido a conservar las hermandades y cofradías. Algo extensible a toda la geografía andaluza y que en San Fernando no iba a ser menos.

Algunas, las más antiguas, datan del siglo XVIII y -en función de los avatares históricos- han tenido mayor o menor suerte en la conservación de ese legado. Las más recientes, nacidas en la posguerra, no necesariamente se quedan atrás, adoptando para su culto imágenes religiosas preexistentes en los templos, de gran antigüedad, o adquiriendo enseres de sumo interés artístico para el ejercicio de su actividad.

Lienzo que presidía el retablo principal.

Lienzo que presidía el retablo principal.

Es precisamente en este segundo grupo donde se circunscribe la joven Hermandad de los Desamparados. Fundada en 1985, contribuyó, en primer lugar, a la reapertura de la capilla neoclásica del antiguo hospital de San José, clausurada años atrás. Una joya que por su sencillez merece no pasar desapercibida y de cuyo mantenimiento y enriquecimiento se ha encargado esta joven cofradía empezando con la adquisición en sus inicios de la antigua Virgen de la Merced. Una imagen que a fines del XVIII gozó de cultos propios en la ermita del Cristo según investigaciones de Mósig Pérez, para continuar, ya sin corporación, expuesta a los fieles en la Iglesia Mayor hasta bien entrado el siglo XX. No contando con posibles para adquirir una nueva imagen, el párroco la cedió para adaptarla a dolorosa mediante unas lágrimas de cristal colocadas por el profesional gaditano José Miguel Sánchez Peña, prescindiendo, por suerte, de cualquier otro cambio en relación a su fisionomía.

Virgen de las Mercedes. Finales del siglo XVIII.

Virgen de las Mercedes. Finales del siglo XVIII.

La capilla había sido despojada de la mayoría de sus altares y bienes muebles. Sólo se conservaban un sagrario bañado en pan de oro, presumiblemente donado por el Marqués de Ureña, el retablo principal de estilo neoclásico -aunque alterado en su ubicación- y una pequeña imagen del Corazón de Jesús seriada, de Olot, aún hoy continúa junto a la sacristía. Los cuatro altares laterales documentados por Fernando Mósig (‘Historia de HH y CC de San Fernando’) y sus imágenes habían desaparecido: Santísima Trinidad, Virgen de la Misericordia -ya inexistentes en el inventario de los 60-, Virgen del Carmen y Cristo de la Expiración. Éste último -al parecer un boceto de su homónimo franciscano- se encuentra en la nueva residencia de ancianos de Tomás del Valle, mismo lugar al que se trasladaría la hornacina con la pequeña imagen de San José existente hasta entonces frente a la puerta de la capilla. Tampoco estaba ya el titular del oratorio, un lienzo del patriarca josefino con “aires murillescos” según algunos entendidos y que, tras presidir durante casi dos siglos la capilla de su hospital, acabó en una de las salas del seminario de San Bartolomé de Cádiz.

Siguiendo el curso de los acontecimientos, corría el año 1990 cuando la hermandad procede a la bendición del Cristo de la Sangre, obra del isleño Alfonso Berraquero. Mismo escultor que pocos años más tarde tallaría la imagen de la Magdalena que lo acompaña, así como la actual Virgen de los Desamparados para desempeñar el papel que hasta ese momento había ocupado la primitiva talla de Ntra. Sra. de las Mercedes.

Talla de San José que presidía la sala de enfermos.

Talla de San José que presidía la sala de enfermos.

Fue ésta la primera recuperación llevada a cabo por la citada cofradía tras comenzar el nuevo milenio. La Virgen de las Mercedes, sentimentalmente ligada a los hermanos de la corporación, volvía a la capilla de los Desamparados en el año 2003, bajo su advocación original y tras pasar por el taller de Berraquero.

Casi de forma paralela, las hermanas de la Caridad, que aún regentaban el edificio, cedieron en depósito una imagen dieciochesca de San José que tras pasar a lo largo de su dilatada historia por los hospicios de San Juan de Dios de Cádiz y San Fernando, acabó presidiendo la sala de enfermos del hospital que lleva su nombre. Se trata de una escultura del patriarca, itinerante, que en algún momento del siglo XVIII sufrió la sustitución de cabeza y manos, según investigaciones de Lorenzo Alonso de la Sierra, por piezas de nueva factura. Tales datos corroboraban la teoría de la profesional que se hizo cargo de la restauración de la talla, Pilar Morillo, cuando observó que la cabeza, atribuida al genovés Francesco Galleano, estaba realizada en un tipo de madera distinto al del resto del cuerpo, más en consonancia con las formas de la escuela sevillana. Un exhaustivo proceso que contempló limpieza de policromía, mantenimiento del escaso estofado conservado en los ropajes y recomposición del resto a partir de las mismas, así como el modelado de los volúmenes perdidos -mano izquierda y peana- por el también profesional en la materia Miguel Ángel García Saucedo.

Ntra. Sra. de la Asunción.

Ntra. Sra. de la Asunción.

El patrimonio pictórico de la capilla también se ha ido enriqueciendo con el paso de los años. Un grupo de devotos -entre los que se encontraban Jesús Garrido y Antonio Belizón, fundador de la web Islapasión-, donó una reproducción del cuadro que como ya se ha dicho presidía desde sus inicios la capilla del hospital. Recientemente otra familia piadosa ha cedido para su colocación en la capilla una antigua litografía de la Virgen del Carmen y ánimas del purgatorio, datada a principios del siglo XX. Tema de gran devoción en La Isla como ponen de relieve las numerosas visitas que recibe en otros templos como San Francisco o la Iglesia Mayor Parroquial.

La hermandad aspira, no obstante, a recuperar algún día el cuadro original de San José para su reposición en el lugar del que nunca debió salir. Una costosa restauración que lo convierte en proyecto a largo plazo y deberá compatibilizarse con otros objetivos en materia de Patrimonio: la realización de un altar para el Cristo que respete el estilo neoclásico predominante en la capilla, y la restauración de Ntra. Sra. de la Asunción, la cual, tras ver derribado el templo que presidía en la calle Isaac Peral, pasó a formar parte del patrimonio escultórico del hospital hasta la clausura de su capilla, momento en que queda relegada a dependencias internas. La voluntad y el tesón manifestados por los hermanos de Desamparados provocaron su cesión por parte de las hermanas de la Caridad para que la imagen sea devuelta al culto, algo imposible hasta ser convenientemente intervenida y luzca un valor artístico mucho mayor del que aparenta bajo los repites.

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