Ambiente en 'La Ceterilla'.

Gran ambiente el que se ha respirado durante los últimos días con la apertura al público del quiosco-bar 'La Cetertilla', en la plaza Manuel de la Puente.

El nombre le viene, precisamente, del saliente diferencial entre las arquerías bajas del molino del Zaporito y el piso superior, un espacio que los vecinos de la zona, principalmente los más pequeños, utilizaron para salvar el caño desde antiguo, hasta que éste se cegó y convirtió en solar.

El establecimiento en cuestión consta de una estructura acristalada muy en consonancia con el aspecto actual de la plaza y las pérgolas contiguas, en un intento de amortiguar lo más posible el impacto visual en un espacio público presidido por el molino que construyera el italiano José Micón hace casi 300 años. Asimismo se pretende, con la presencia de este nuevo negocio, ejercer cierto control indirecto en cuanto al mantenimiento de la plaza que día tras día amanece deteriorada por el comportamiento incívico de algunos ciudadanos. No son pocas las ocasiones en las que Ramón Morales -gerente de Ciencia Divertida, la empresa adjudicataria de la explotación del molino- se ha visto obligado a limpiar grafitis en las puertas del monumento o extraer todo tipo de deshechos arrojados a la parte de la caldera hoy recuperada.

Su principal función, no obstante, será completar la oferta cultural que actualmente ofrece el molino, abierto al disfrute público con talleres escolares y visitas guiadas. Se está estudiando, de hecho, la posibilidad de ofrecer paquetes que coronen algunas de estas rutas con una copa de vino al final del recorrido o algún otro tentempié.