Publicado el: Sáb, 21 Mar, 2015
Opinión

"Escaso mantenimiento para una ciudad que invierte en aquello de lo que no tiene necesidad"

El estado de algunas calles.

El estado de algunas calles.

A poco de culminar este tercer mes del año -que los amigos de ‘El Ojo Crítico’ ya estamos cerrando-, queremos continuar con una breve reseña de lo que supuso para nosotros el mes de febrero y completar así la visión inaugurada hace unas semanas.

Y hablamos de más de lo mismo: cajas de electricidad que cambian su cinta por alambre, farolas que sujetan sus tapas con el mismo material, etc. ¿Un arreglo más duradero?

Gran iniciativa la del colectivo Isla Kayak, cuando acometieron sus labores de limpieza y recogida de basuras en el Parque Natural, concretamente, en las zonas de La Magdalena y Caño Herrera. Fueron varios los voluntarios que se apuntaron a esta iniciativa medioambiental, poniendo de su parte para concienciar a todos de la importancia de nuestro Patrimonio natural. Sin embargo, y mirando hacia el otro lado, no podemos sino quejarnos de que lo que no hace nuestro Gobierno local tenga que ser ‘recogido’ por un colectivo ciudadano, ¿no creéis? Algo muy criticado en nuestro grupo.

Los periódicos isleños publicaron, asimismo, un par de noticias algo alarmantes: una de ellas fue la de los afectados por Hepatitis C que en el pleno de Enero estuvieron apoyando a la familia del fallecido por esta enfermedad. Es horrible que un medicamento susceptible de salvar vidas tenga que ser objeto de polémica, ya que, al ser nuevo, es caro, y, por tanto muchos prefieren seguir con el anterior a tener costearlo. Desde El Ojo Crítico creemos que sería fácil conseguir el dinero si, por ejemplo, se suprimiesen los gastos de los coches oficiales. Soluciones seguro que hay, sólo es necesario buscarlas. La otra noticia fue la alarmante subida de más de cien personas al paro, aunque a nosotros ya nada nos sorprende, a decir verdad: poco hacen aquí para crear empleo.

Continuaba la polémica del escaso mantenimiento de nuestros parques y jardines, tres de ellos clausurados mediante vallas, como comentábamos en nuestro anterior artículo, y dos más arreglados. Era para verlos; muchos siguen con gomas rotas o con los aparatos astillados. Entre estos, citaremos al Barrero, que continúa sin ser intervenido: cuando llueve siguen formándose los mismos charcos enormes desde su inauguración, razón por la cual, para acceder al parque infantil, hay que pasar por el césped. Asimismo, tras el Carnaval, sería el parque Almirante Laulhé -de ‘los patos’- el que acabó lleno de papelillos. No llegamos a ver esa limpieza especial de la que tanto se habló. Nosotros aprovechamos para hacer algunas fotografías en los alrededores del parque infantil, cuya barrera sigue rota en muchos tramos, con los alambres torcidos, algo sumamente peligroso para nos niños, y ¿a eso que decimos?, ¡mantenimiento cero!

Una papelera, tras ser incendiada.

Una papelera, tras ser incendiada.

Son varias las ocasiones en las que miembros de nuestro grupo se han quejado de otro tema importante; las barreras arquitectónicas que existen en La Isla. A través de fotografías nos enseñan los postes o señales que hay en medio de aceras estrechas, complicando su tránsito. Especialmente nos llamó la atención el caso de una persona en silla de ruedas, quien, para ir a arreglar cualquier papel a las oficinas del Ayuntamiento o, simplemente, acudir a la Plaza de Abastos, no puede casi mover la silla por culpa de los adoquines. Creemos que el Ayuntamiento debería de tener en cuenta estos casos, ya que después presumen de estar luchando y trabajando para suprimir tales barreras. Les queda mucha tarea por delante.

Con el Carnaval volvieron a cobrar protagonismo las obras en la Calle Real, con un cambio de recorrido en la cabalgata que no pudo discurrir por donde siempre y hubo de trasladarse así a las zonas del Arenal, el Almendral y Hornos Púnicos. Todos los comerciantes de la arteria principal pusieron el grito en el cielo, ya que, además de sufrir los efectos de la obra y con apenas gente en sus terrazas, se vieron obligados a hacer frente a  esto. Eso sí, tienen que seguir pagando sus impuestos. El tranvía han dividido a La Isla en dos -aunque muchos lo nieguen-, y la cosa aún no ha acabado.

Contenedores soterrados, sin asas.

Contenedores soterrados, sin asas.

Los miembros de El Ojo Crítico continuaron expresando sus quejas por obras inacabadas, papeleras oxidadas y, muy especialmente, debido a la  falta de limpieza. En varias fotografías podíamos observar contenedores soterrados en muy mal estado y sin asas de las que agarrarlos -uno de ellos, incluso, salió ardiendo-, también aceras rotas, calzadas con parches de cemento pero llenas de boquetes. Alarmante también fue el caso de los gatos encerrados en el edifico de la Cruz Roja, solucionado enseguida gracias a la preocupación de los ciudadanos.

Para acabar, centrémonos, una vez más, en la obra del tranvía. Una imagen desoladora la que presentaba la calle principal de la Isla en pleno Carnaval. Consecuencia de algo que no necesitamos. La parte que en teoría se arregló tampoco nos parece que esté bien hecha. Suponemos que es difícil solucionar algo que desde un principio no se hizo bien, algo como poner un parche encima de otro parche: lo que mal empieza, mal acaba.

Próximamente seguiremos con las quejas de nuestros vecinos.

Mandy Sánchez Taura

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