Publicado el: Vie, 27 Mar, 2015
Opinión

Conduce sin miedo

Art.62Agarremos suavemente el volante de nuestro coche, del único vehículo que puede transportarnos al lugar con el que soñamos llegar. Será el valor, quien haga rugir el motor para que avancemos por la carretera de la vida sin temor; la seguridad en que lo conseguiremos, el mejor cinturón para salir ilesos de los accidentes que los años provocarán en nuestro aprendizaje.

Habrá noches que nos oscurezcan el camino. Muchos tiemblan por no saber qué hay unos metros más allá de sus ojos; el miedo les invade el alma y la rigidez tan sólo permite dar a la palanca de luces largas. Obsesionados con saber qué tendremos en el futuro, olvidamos que tan sólo necesitamos conocer el presente. En automóviles preparados y por autovías construidas para no morir en ellas, obviamos lo sencillo de ir siguiendo las señales que nos van apareciendo a cada lado.

Vendrán momentos peores cuando sea la lluvia de opciones la que golpee de forma incesante los cristales de nuestras ilusiones. El ruido constante, unido a todos los miedos que nos infunden durante el crecimiento, nos llevará a pensar que, de no reducir la velocidad, acabaremos rodando por alguna cuneta; nos perderemos en un agujero negro creado por erróneas elecciones, cerrado por el miedo a equivocarnos. De nuevo, las dudas hacen que los sueños se aparten de nuestro presente, dejando para otros todo lo que nos pertenece.

No es difícil adivinar que no serán éstos los únicos inconvenientes por salvar, pues detrás de cada kilómetro siempre existirán cientos razones para abandonar. La densa niebla, con su blanco color, nos permitirá ver reflejadas la infracciones que cometimos sin pudor; el fuerte viento, convenciéndonos de que debemos airear los pensamientos para dejar atrás lo que no nos deja avanzar; animales que se cruzan poniendo en peligro nuestras vidas mientras nosotros aprendemos a esquivarlos para no perturbar las suyas; caravanas de sueños que se agolpan, queriendo superar las obras que a todos nos acaba reuniendo en el mismo lugar.

Dejemos al Universo preocuparse por nosotros y mover de la forma más conveniente sus hilos. Mientras, si queremos alcanzar nuestras metas y llegar sanos y salvos al final de cada tramo, conduzcamos sin miedos; subámonos a nuestra furgoneta cargada de agradecimientos, besos y abrazos, de sonrisas y dulces melodías... Marquemos con certeza el rumbo de nuestro mejor viaje, y empecemos admirar el paisaje, lo que nos rodea, lo que tenemos, lo que durante todo el camino, se encargará de mantenernos felizmente vivos. Viajar, vivir, sentir...

 

Sobre el autor

- Escritora, maestra y loca soñadora. Con el firme objetivo de ser feliz a cada segundo y compartir con el mundo cada sonrisa, cada sueño y cada aprendizaje que el Universo nos permite experimentar.

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