Son muchos los españoles –incluyo a las españolas, ya que el castellano pluraliza en masculino, por si alguna progre no lo sabe o se molesta- que buscamos nuevas oportunidades laborales más allá de nuestras fronteras. Eso ha ocurrido siempre pero la agonía de esa búsqueda nada tiene que ver con los que hace quince años buscaban un mejor sueldo y un puesto con expectativas. Hoy se busca trabajo, no que te permita tener lujos, si no más bien que te proporcione un techito de alquiler y una dieta, aunque sea pobre. Licenciados, Diplomados, Bilingües,… todos al acecho de un puesto de dependiente o de camarero o de…lo que sea. Y si eres de los afortunados que tienen trabajo y te quejas por unas indignantes condiciones laborales, que no corresponden ni con tu preparación, ni con tu labor,… aguanta el chaparrón ya que las críticas llueven como los desahucios y los insultos como el despilfarro estatal.

Además hay que añadir que las empresas que generalmente trabajan para los diferentes ministerios –en el Defensa al menos- pagan poco, tarde, mal o nunca. Y si llega el día de pago de recibos, alquileres  o hipotecas y te quejas…”el dinero ni está ni se le espera” es la respuesta generalmente recibida. Y sigues acudiendo puntualmente a tu puesto, haciéndolo bien y esforzándote en dar una buena imagen de ese lugar, de la empresa “pagadora” y de ti;  y cobras un mes y medio tarde y todos tan contentos, menos tú claro está.

Muchos son los que habiendo invertido tiempo y dinero en preparación se ven abocados a aceptar trabajar para el Estado español subcontratados, mal pagados y menospreciados, no en concreto por  “sus jefes” en las oficinas, que generalmente valoran lo que hacen y ¡por cuánto lo hacen!.  Porque no me dirán ustedes que tras cinco o seis años de estudios universitarios, máster… que les contraten –previa comprobación de los títulos exigidos para el desarrollo del puesto, eso sí- con el mismo salario de un peón de albañil, no es para volverse loco. Y lo curioso de todo ello es que son los primeros “prescindibles”, a pesar de que está más que demostrado  que, no sólo son necesarios, sino que además saldrían más baratos al Estado si el contrato fuera directo. ¡¡Qué tiempos aquellos en los que alguien se jubilaba en su primera empresa si así lo quería!!...muy gamba tenía que ser para no conseguirlo. Dejen de engañar con las cifras, contraten no subcontraten y den una mínima estabilidad a personas que se dejan la piel sacándoles adelante el trabajo que su propio personal no puede o no quiere hacer.  Esa es la única vía para que se gaste lo que se debe, se cobre lo que se merece y se ahorre lo que se puede.