Publicado el: Vie, 16 Nov, 2012
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Una función de anécdotas en el Real Teatro de Las Cortes

Situado en pleno centro histórico de San Fernando, el por entonces llamado Teatro Cómico se levantó en 1804 gracias a la labor de la familia Duarte, que sustituyó, de esta forma, el ruinoso Coliseo de las Comedias, que formaba parte de la actividad cultural de la Villa de la Isla de León.

El valor arquitectónico y monumental del Real Teatro de las Cortes rivaliza sobremanera con su trascendencia histórica y emblemática. Es cierto que la fisonomía del teatro no destaca estéticamente entre los conjuntos monumentales que se encuentran en San Fernando, sin embargo, la acogida entre sus muros en 1810 del Consejo de Regencia de la Nación, que huía del avance de las tropas francesas en plena Guerra de Independencia, convirtió al teatro en la sede del gobierno español hasta 1811, donde las Cortes Extraordinarias proclamaron la soberanía de la nación.

Con la marcha de las Cortes a Cádiz en 1811, el teatro recuperó de nuevo su labor cultural y lo hizo con un nombre que realzaba su importancia histórica: el Teatro de las Cortes.

Todo este significativo devenir histórico del que hace alarde el teatro isleño no impidió que, desde entonces, se continuaran representando entre sus tablas funciones teatrales, circenses o musicales. En años posteriores, su trascendencia histórica y, sobre todo, el empeño de las autoridades locales por dotar al teatro de la categoría de Monumento Histórico-Artístico, desviaron la atención a favor de acontecimientos que se relacionaban más con las actividades políticas que con las teatrales.

Más allá de estos hechos tan importantes para la biografía de la ciudad de San Fernando, el teatro fue testigo en primera persona de curiosos sucesos de los que poco se sabe. Uno de ellos acontece en 1934. El Circo Florida llegaba a San Fernando para representar en el Teatro de las Cortes una función en la que se mezclaban la doma de fieras y los números de saltos de trapecio. El circo estaba formado por una familia de orígenes griegos y rumanos que, generación tras generación, llevaba por diversos rincones del país la genialidad de su espectáculo. La función de aquel día en San Fernando iba a ser diferente. Una de sus trapecistas, de origen malagueño y embarazada de nueves meses, se ponía de parto entre las tablas del Teatro de las Cortes, dando a luz a una niña en uno de los camerinos del teatro, que actuó como improvisado paritorio.

De esta forma, nacía en San Fernando María Papadopoulos Vaquero, más conocida como Miss Mara, trapecista desde los cinco años de edad en el circo familiar y cuyo trabajo realizaba con tanta espectacularidad que le dotó de gran prestigio. A lo largo de su carrera se convertirá en la trapecista española con mayor reconocimiento internacional, tras acumular durante años exitosos números en diferentes circos nacionales, como el Circo Price o el Circo Americano y llevando, de esta forma, el nombre de España a los mejores circos del mundo.

Con tintes más oscuros se debe escribir el trágico suceso ocurrido un año antes del nacimiento de Miss Mara en el teatro. En 1933, en plena Segunda República española, el país vivía inmerso en una serie de cambios políticos como consecuencia de las elecciones convocadas para el 19 de noviembre de ese mismo año, las primeras en las que las mujeres tenían derecho a voto y donde se enfrentaban la izquierda y la derecha española. Durante la campaña electoral fueron numerosos los enfrentamientos por todo el país entre los seguidores de los diferentes partidos.

El 12 de noviembre, en el Teatro de las Cortes de San Fernando, un acto electoral presidido por los candidatos de derechas, José Antonio Primo de Rivera, Ramón de Carranza y José María Pemán, fue interrumpido por la violenta intervención de tres pistoleros que pretendían atentar contra los candidatos. Durante el tiroteo, el ciudadano Enrique de Segismundo García Matilla falleció allí mismo, mientras que otras dos personas asistentes al acto resultaron heridas, Mercedes Larios de Villavicencio, que quedó ciega y su esposo, Estanislao Domecq González, a quien una bala atravesó la nariz.

Con estas dos diferentes anécdotas, la vida y la muerte se vieron representadas en el denominado desde 2001 Real Teatro de las Cortes. En efecto, todo ello pone de manifiesto que, efectivamente, la realidad supera a la ficción.

Lorena Prián Cepillo

Licenciada en Historia y Máster en Estudios Hispánicos

Sobre el autor

Mostrando 1 comentario
  1. Juanmi dice:

    Me encanta la elegancia plasmada en la elaboración de tus artículos.
    Es un placer observar a través de ellos la maravillosa historia de San Fernando

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